Visitamos la nueva expo del Museu d’Història de Catalunya

Foto : MHC (Pepo Segura)
Foto : MHC (Pepo Segura)

En el año 1909, un joven nacido en el Alt Camp de Tarragona empezaba a tomar sus primeras fotografías sin saber que aquellas supondrían el principio de un legado centenario, que iniciaba con él pero que sería continuado décadas después por sus hijos. Un legado que testimonia los cambios producidos en Cataluña a lo largo de un siglo especialmente agitado, y que ilustra las diferencias de una sociedad convulsa que se debate entre la modernidad y la tradición, y en la cual las ideologías se vuelven motores del cambio social. El legado que los Català dejaron para la posteridad incluye imágenes de carácter muy diferentes, desde las que retratan la vida pastoril del campo catalán a las de la burguesía cosmopolita de la Barcelona de principios de siglo. Pasando, también, por la cartelería propagandística republicana durante la Guerra Civil y la publicad corporativa de la España industrial de los 60’.

La exposición: Els Català, fotògrafs d’un segle, llevada a cabo por el Museo de Historia de Cataluña, repasa vida y obra de Pere Català i Pic y de sus dos hijos, Francesc y Pere. La exposición, que recoge imágenes de los tres fotógrafos, se estructura en torno a 6 preguntas a las cuales se busca dar respuesta: ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Qué? ¿Quién? ¿Por qué y Para qué? ¿Cómo? Para contestar estas respuestas, la muestra nos lleva a través de una recopilación de imágenes de los tres fotógrafos -con algunas inéditas-, en las cuales Cataluña se erige como protagonista: sus paisajes, sus gentes y costumbres. Se puede ver, por ejemplo, como por delante de las lentes de los fotógrafos pasaron algunas de las personalidades más relevantes de la Cataluña del Siglo XX, como Francesc Macià, Pompeu Fabra, Joseo Puig i Calafalch, Salvador Dalí o Antoni Tàpies, entre otros. Asimismo, los Diables, la Patum, los castellers, o los barretinaires fueron retratados por la familia de fotógrafos. Desde paisajes y tradiciones populares a la vida de la alta sociedad catalán, todo era susceptible de ser objeto de estudio para la prolífica familia. Sin embargo, lejos de limitarse a su enorme valor histórico, la exposición también sabe poner de relieve la gran destreza técnica y el profundo sentido estético que caracteriza su obra. Al fin y al cabo, los Català no fueron meros retratistas de su presente, dedicados a inmortalizar la actualidad que le concierne, sino que fueron auténticos artistas de la fotografía. De tal modo, la obra de Pere Català y sus dos hijos supone un testimonio único sobre el desarrollo de Cataluña a lo largo de todo el siglo XX, evidenciando, a través una mirada profunda y subjetiva, la velocidad y la potencia de los cambios producidos en un siglo especialmente convulso.

 Joaquín Beltramino